Al cambiar tus necesidades, ¿deberías considerar la inversión alternativa?

En momentos de inestabilidad, cuando los activos cotizados se ven afectados por una volatilidad elevada y por tipos de interés persistentemente bajos, ¿podrían otras opciones beneficiar tanto a los inversores como a la realidad económica a nivel mundial?
La economía global atraviesa hoy en día uno de sus ciclos más difíciles. Incluso antes del brote de COVID-19, el mundo experimentaba niveles crecientes de volatilidad en un entorno de tipos de interés y crecimiento bajos. En esta “nueva normalidad” es crucial identificar las fuentes óptimas de renta. Los mercados cotizados han sido durante mucho tiempo la opción tradicional para muchos, pero ahora es más importante que nunca considerar alternativas potencialmente más adecuadas para abordar los retos actuales.
DE NECESIDADES CAMBIANTES…
Los tipos de interés bajos en todo el universo desarrollado suponen un obstáculo para los inversores que buscan rentas sólidas invirtiendo en deuda pública. Además, los niveles elevados de volatilidad afectan de forma significativa a la evolución de los activos de renta fija y renta variable cotizados. En momentos como el actual, los inversores necesitan alternativas a los mercados cotizados para encontrar rentas estables y predecibles a largo plazo. Suplementar una cartera con una asignación en activos alternativos podría ayudar a cubrir grandes áreas de un perfil de pasivos, además de aportar diversificación para gestionar y mitigar el riesgo.
…A CAMBIAR DE RUMBO
Así, ¿dónde podemos buscar soluciones? A diferencia de los mercados cotizados, dominados por títulos de gobiernos y de empresas internacionales de gran tamaño, los no cotizados ofrecen una variedad de activos mucho mayor: cada uno de ellos presenta un perfil diferente, que a menudo puede ajustarse a los requisitos del inversor. Además, en un momento en que los gobiernos se ven (y se verán) particularmente abrumados por la necesidad de tomar dolorosas decisiones para priorizar su gasto, los mercados de crédito no cotizado permiten al inversor financiar el crecimiento de la economía real persiguiendo al mismo tiempo rentabilidades positivas. La deuda no cotizada y los activos reales son un parte fundamental de la economía mundial. Este tipo de inversión crea empleo y riqueza al permitir el crecimiento de activos tangibles y respaldar proyectos de energía renovable, telecomunicaciones e infraestructura de transporte que de otra forma no verían la luz.
Estos mercados ofrecen un amplio e inexplorado mundo de oportunidades versátiles y basadas en resultados, capaces de encajar de forma óptima con las creencias y el apetito de los inversores. No obstante, para considerarlos como una alternativa adecuada es necesario evaluar cuidadosamente tanto las ventajas que ofrece el sector como las barreras que bloquean el acceso al mismo, y que en el pasado lo mantenían al margen de los prestamistas no bancarios.
ECONOMÍA REAL, OPORTUNIDADES REALES
El mercado de deuda no cotizada y de activos reales es un universo de inversión grande y variado, que abarca áreas como infraestructura, propiedad inmobiliaria, préstamos directos y pymes. Ofrece un amplio abanico de perfiles de riesgo, divisa y duración, con lo que representa una herramienta efectiva de diversificación de cartera. Como clase de activo suele tener menos liquidez que los activos cotizados, pero también incluye abundantes opciones relativamente líquidas, que pueden combinarse para crear una cartera de inversión adaptada al perfil de cada inversor en términos de tamaño, sectores, vencimiento, acceso y otras variables. Además, para aquellos inversores que buscan más que mera rentabilidad financiera de su capital, el crédito no cotizado brinda un gran potencial para incorporar aspectos medioambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG) a sus carteras.
La inversión en este tipo de activos, por lo general una solución a largo plazo, puede ofrecer una renta estable con niveles de volatilidad relativamente contenidos respecto a los mercados cotizados. Muchos de sus segmentos se han visto levemente afectados y pueden ser bastante efectivos a la hora de preservar el capital. Al mismo tiempo, los activos tangibles y duraderos (como inmuebles de oficinas, comerciales y residenciales) mantienen un valor de reventa, incluso en caso de que sus propietarios pasen apuros a corto plazo.
PIENSA EN PEQUEÑO
Las pymes (pequeñas y medianas empresas) son una parte crucial del amplio espectro de oportunidades en deuda corporativa no cotizada. Son innovadoras, tienden a cuestionar los paradigmas de negocio existentes y representan la mayor parte de las compañías en Europa y los Estados Unidos. No obstante, las pymes no siempre obtienen la financiación que desean del sector bancario tradicional (sobre todo desde que han aumentado los coeficientes de reserva obligatoria), con lo que puede costarles sobrevivir en el actual clima económico. Por su naturaleza, pueden entrañar más riesgo que empresas más grandes, pero una buena comprensión del sector debería ayudar a los inversores a seleccionar las oportunidades más rentables y obtener renta de las estrellas ascendentes de la economía real. Al fin y al cabo, toda empresa superestrella comenzó siendo una pyme.
EL ACCESO ES ESENCIAL
A la hora de invertir en deuda corporativa no cotizada, la barrera real siempre ha sido el acceso al segmento. No obstante, la reciente desintermediación ha hecho que los bancos ya no presten dinero como en el pasado. Esto dificulta el acceso al crédito para las empresas, pero también es mucho más fácil para los prestamistas no bancarios entrar en el mercado y cerrar la brecha. En los últimos años, esta área ha crecido y se ha llenado de oportunidades de inversión atractivas. Acceder a ella no solo proporciona la ventaja de rentas estables, predecibles y a largo plazo: también abre la posibilidad a los inversores de tener un control más directo, personal y significativo sobre el destino y el impacto de sus inversiones.
NUESTROS CONOCIMIENTOS Y EXPERIENCIA, A TU SERVICIO
En definitiva, con su amplitud y profundidad, el crédito no cotizado tiene posibilidades de ofrecer las ventajas de diversificación, flujos de caja a largo plazo, liquidez y financiación segura que podrían faltarles a los canales tradicionales en el entorno económico inestable de hoy en día. En BNP Paribas Asset Management contemplamos la inversión desde todos los ángulos, y por ello sabemos que la inestabilidad da lugar a oportunidades.
Nuestros expertos en bonos corporativos no cotizados han investigado las oportunidades de renta que podemos ofrecer al cliente aprovechando las enormes capacidades y el acceso al mercado de crédito que nos proporcionan nuestras actividades bancarias internacionales. La división de deuda no cotizada y de activos reales cuenta con 50 profesionales de crédito dedicados, respaldados por los recursos de la red global del Grupo BNP Paribas. También hemos construido una plataforma especializada de préstamo alternativo a pymes, así como una gama de soluciones para ayudar a fondos de pensiones a gestionar sus flujos y déficits de capital.
En el sector del crédito no cotizado y los activos reales, como en otras áreas, investigamos lo que podrían pasar por alto los demás. Aplicamos un enfoque integral a la totalidad del mercado de deuda corporativa, monitorizando todos sus segmentos sin perder de vista la personalización y la diversificación por regiones. Desde originación hasta selección, nuestra prioridad es identificar las mejores oportunidades para nuestros clientes.
El valor de las inversiones y de las rentas que generan podría tanto bajar como subir, y es posible que el inversor no recupere su desembolso inicial.

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